Las creencias astrológicas han desempeñado un papel fundamental en la construcción de la cosmovisión humana a lo largo de la historia. Estas creencias, que asocian la observación del cielo con los eventos terrestres, han influido en diversos aspectos de la cultura, el lenguaje y la sociedad. A pesar de su controversia, la astrología ha dejado una huella profunda en civilizaciones como la mesopotámica, egipcia, griega y romana, y ha moldeado en gran medida las disciplinas de la astronomía, la medicina y la política. Este artículo explora cómo surgió la astrología, su evolución y su impacto a lo largo de los siglos.
La influencia en la historia humana de las creencias astrológicas
Orígenes de la astrología, del cielo a la Tierra
La astrología, en su forma más básica, se remonta a los primeros intentos humanos de entender los ciclos celestiales y su relación con los eventos en la Tierra. En sus comienzos, los seres humanos registraban los movimientos de los cuerpos celestes para organizar calendarios y predecir fenómenos naturales, como las estaciones y las mareas. Los registros más antiguos, como marcas en huesos y paredes de cuevas, datan de hace más de 25.000 años, sugiriendo que ya en ese entonces los ciclos lunares eran observados y utilizados para comprender fenómenos terrenales.
Con el paso del tiempo y la llegada de la revolución neolítica, las sociedades avanzaron en su comprensión de las constelaciones y su influencia sobre las estaciones. Hacia el segundo milenio a.C., civilizaciones como la mesopotámica comenzaron a desarrollar sistemas calendáricos basados en los movimientos de los astros, lo que también influyó en la construcción de sus templos, alineados con eventos celestiales como el orto helíaco de las estrellas.
La astrología en Mesopotamia y Babilonia
La astrología babilónica es uno de los primeros sistemas organizados de astrología en la historia. Se desarrolló en torno al segundo milenio a.C. y se basaba en la observación de presagios celestiales para predecir eventos en la Tierra. Textos como el Enuma Anu Enlil, que contenía más de 7,000 presagios astronómicos, fueron fundamentales para esta práctica. Los babilonios creían que las posiciones de los planetas y estrellas representaban mensajes divinos, y que los presagios negativos podían ser contrarrestados mediante rituales para aplacar a las deidades.
La astrología en Mesopotamia no solo servía para prever el clima o los eventos políticos, sino que también se empleaba para influir en la política. Los reyes, como Gudea de Lagash (2141-2122 a.C.), consultaban a los astrólogos para elegir los momentos más propicios para llevar a cabo proyectos importantes, como la construcción de templos.
Astrología en el Egipto helenístico
La astrología llegó a Egipto tras la conquista persa en el 525 a.C., pero fue durante la ocupación helenística cuando realmente floreció. En la ciudad de Alejandría, bajo la influencia griega, la astrología babilónica se fusionó con las tradiciones egipcias. Esta combinación dio origen a la astrología horoscópica, que dividía el zodíaco en 36 decanatos de 10 grados cada uno, y adoptaba los sistemas de exaltaciones planetarias y triplicidades de los signos.
Uno de los astrólogos más influyentes de la época fue Ptolomeo, cuyas obras, como el Tetrabiblos, establecieron los fundamentos de la astrología occidental. Ptolomeo desarrolló un sistema que relacionaba los planetas con las esferas celestiales, afirmando que los cuerpos celestes influían en los acontecimientos humanos. Su obra se mantuvo como una referencia clave en la astrología durante más de mil años, influyendo en astrólogos y académicos de la Edad Media y el Renacimiento.
Grecia y Roma, astrología en la cultura y política
El impacto de la astrología en el mundo griego comenzó con la llegada de los conocimientos babilónicos a través de figuras como Beroso, un sacerdote que enseñó astrología en la isla de Cos. La astrología fue rápidamente adoptada por la cultura helénica, donde se integró tanto en la filosofía como en la política. Platón, por ejemplo, reconocía la importancia de las estrellas en la organización del universo, mientras que los estoicos veían en la astrología una forma de entender el destino.
En Roma, la astrología se convirtió en una herramienta esencial para los emperadores y la clase gobernante. El emperador Tiberio fue uno de los primeros en tener un astrólogo oficial, Trasilo, quien utilizaba los horóscopos para tomar decisiones políticas. Sin embargo, a pesar de su popularidad entre las élites, la astrología también fue objeto de controversia y prohibiciones. Emperadores como Nerón persiguieron a astrólogos por considerarlos una amenaza a su poder, ya que muchos los consultaban para prever el futuro del imperio y del propio emperador.
Astrología en el mundo islámico
Tras la expansión del Islam y la fundación del califato abasí en el siglo VIII, la astrología fue recibida con entusiasmo en el mundo árabe. Los califas, como Al-Mansur, promovieron la traducción de textos astrológicos griegos y babilónicos, lo que permitió el desarrollo de la astrología islámica. Bagdad se convirtió en un centro intelectual donde eruditos como Masha’allah y Al-Juarismi realizaron importantes contribuciones al conocimiento astrológico y astronómico.
Aunque algunos teólogos islámicos, como Avicena, criticaron ciertos aspectos de la astrología, su uso continuó floreciendo. Los astrólogos islámicos desarrollaron técnicas avanzadas de predicción y cálculo de efemérides, que más tarde influirían en el pensamiento astrológico europeo.
Europa medieval y renacentista
Durante la Edad Media, la astrología se integró en el corpus de conocimientos de las universidades europeas. Era común que los médicos utilizaran los horóscopos para determinar los mejores momentos para realizar procedimientos médicos, como las sangrías o las cirugías. En este periodo, figuras como Guido Bonatti escribieron tratados astrológicos que influyeron en generaciones posteriores de astrólogos.
El Renacimiento marcó el último auge de la astrología en Europa. Muchos astrónomos destacados, como Tycho Brahe y Johannes Kepler, practicaban la astrología junto con la astronomía. Sin embargo, con el advenimiento del heliocentrismo y el avance de la ciencia moderna, la astrología comenzó a perder su estatus académico y fue relegada a los márgenes del pensamiento científico.
La astrología en la era moderna
A pesar de haber perdido su carácter académico, la astrología experimentó un resurgimiento en el siglo XX gracias a los medios de comunicación. Los horóscopos en los periódicos popularizaron la astrología entre el público general, haciéndola accesible y atractiva para las masas. Aunque la comunidad científica moderna rechaza la astrología por falta de evidencia empírica, millones de personas siguen consultando horóscopos y utilizando las cartas astrales como guías para su vida personal.